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El desarrollo de sistemas de transmisión electrónica ha transformado por completo el panorama del ciclismo moderno. Estos sistemas, liderados por fabricantes como Shimano (Di2), SRAM (eTap AXS) y Campagnolo (EPS), ofrecen una experiencia de cambio de marchas más fluida, rápida y precisa, eliminando la necesidad de cables mecánicos y mejorando la integración con otros componentes electrónicos de la bicicleta.
Las transmisiones electrónicas utilizan microprocesadores y actuadores eléctricos para activar los desviadores delanteros y traseros, lo que permite realizar cambios de marcha sin depender de la fuerza manual o de la tensión del cable. Esta tecnología mejora la eficiencia del cambio incluso bajo carga, como en subidas empinadas o sprints intensos, donde un cambio mecánico puede fallar o retrasarse.
Uno de los avances más destacados ha sido la introducción de sistemas completamente inalámbricos, como el SRAM eTap AXS, que elimina cualquier tipo de conexión física entre los mandos y los desviadores, mejorando la estética y reduciendo la posibilidad de fallos mecánicos. Además, estos sistemas se alimentan mediante baterías recargables, con una autonomía que puede superar los 1000 km por carga.
Desde el punto de vista del usuario, las transmisiones electrónicas ofrecen personalización total a través de aplicaciones móviles, que permiten configurar la lógica de los cambios, activar el cambio sincronizado (que ajusta automáticamente el desviador delantero en función del trasero), y monitorear el estado de la batería y las estadísticas de uso.
En el ciclismo urbano y de montaña, la automatización ha ido un paso más allá con transmisiones automáticas electrónicas, como el sistema Enviolo Automatiq o Shimano STEPS, que seleccionan la marcha óptima de forma autónoma basándose en la cadencia y el esfuerzo del ciclista. Esto reduce la curva de aprendizaje para nuevos usuarios y optimiza el rendimiento sin necesidad de intervención constante.
A medida que los precios de estas tecnologías disminuyen y su fiabilidad aumenta, se proyecta que las transmisiones electrónicas y automáticas reemplacen paulatinamente a los sistemas mecánicos tradicionales, marcando una nueva era en la evolución del ciclismo.
